
Publicada en la Revista Cultural de mexicanos en Barcelona.
Mi amiga Martha, encontró un artículo sobre una princesa azteca en el pirineo catalán, le pareció una historia que me gustaría mucho y me la regaló para estrenar el 2012. Y la verdad es que después de ahondar en ella por muchos sitios, he concluido que Martha me ha hecho un gran regalo y esa historia resultó ser muy interesante de contar. He pasado una tarde fabulosa rascando sobre ella y sentí el impulso de venir a contarla. La princesa en cuestión es descendiente de Moctezuma, quien la llamó Xipahuatzin, y según numerosas fuentes, abandonó su querida tierra junto a sus dos hermanos, cumpliendo los deseos de Moctezuma quien pidió a Cortés que se los llevara a España para salvarlos de la muerte.

Mucha gente se ha dedicado a lo largo de los años a buscar ese tesoro, una tarea que ha sido bastante infructuosa, por cierto. Unos alemanes antes de la guerra civil se armaron de picos y palas y compraron en 1934 tierras situadas entre aquélla casa de campo y el Querforadat, pero no encontraron nada.
En 1936, por desgracia, la tumba de la princesa fue destruida y saqueada y de ella no queda nada. Tenía una inscripción en la lápida que decía "Aquí yace la princesa María de Moctezuma Miaguachuchil hija del emperador Diego I Moctezuma de México, mujer del honorable Juan Grau, que Dios perdone. A los diez días andados de enero de mil quinientos treinta y siete". En la parroquia de Toloriu se conserva esta otra placa en francés, dedicada a su memoria y colocada en 1956.
Por tanto, tenemos ante nuestros ojos un precioso mito, una princesa azteca catalana, que no volvió nunca a su añorada tierra, que murió dejando oculto un gran tesoro en el pirineo catalán y dejó a un hijo, un legítimo heredero de Moctezuma. Es un mito que hasta nuestros días sigue teniendo vigencia, pues la tentación de buscar ese botín siempre encontrará buen puerto en alguna persona ávida de aventuras con tesoros por descubrir. Y nos queda además la otra historia, bien tejida por el supuesto heredero, que incluye estafas, venta de títulos nobiliarios y una graciosa huida a Andorra, pero eso ya será parte de otro artículo.